La Barca del Pasado, Andrés Eloy Blanco

Análisis

Andrés Eloy Blanco es una de las voces fundamentales del siglo XX en Venezuela. En sus poemas podemos rastrear la historia del país, tanto de sus orígenes como de los sucesos contemporáneos al autor. En “La barca del pasado”, el autor vuelve los ojos hacia el río Orinoco, recorre sus aguas a bordo de una barca. Blanco, como en otros de sus poemas, entona un canto de amor a los orígenes de la patria, en este caso personificando al río como el elemento aglutinador del país. A lo largo de la historia, los ríos han tenido una importancia fundamental en la configuración de los pueblos. Podemos hablar del Nilo en Egipto, o del Tigris y el Éufrates en las primeras civilizaciones mesopotámicas. El Orinoco ha regado las tierras del norte de Sudamérica desde el origen de los tiempos y la formación de naciones como Colombia y Venezuela le deben mucho a sus aguas.

Este río es el centro de varios de los poemas más conocidos de Andrés Eloy Blanco. En “La barca del pasado” se dirige al Orinoco para entonar ese canto de reivindicación nacional. En la primera estrofa nos sitúa en un momento histórico concreto. Es el nacimiento de la patria. Caracas y Angostura, actual Ciudad Bolívar, aparecen en la segunda estrofa como lugares claves en la configuración del país. En la tercera estrofa, Blanco se refiere a la República. Como en otros poemas, el escritor venezolano se detiene en la Independencia de su país tras largas y penosas luchas.

En la cuarta y última estrofa, aparece por fin el Orinoco, de nuevo “de las siete estrellas” como en el famoso Canto. La última parte del poema se organiza en un curioso paralelismo con la Órbita del agua. Blanco describe el ciclo de la vida mostrándonos una de las claves de su ideario.

Esta insistencia en el agua es una forma de describir el mundo y su devenir. “Todo fluye, nada permanece”, que diría el filósofo. Su parábola, sus versos, se dedican a las aguas del Orinoco que el río lleva al mar. Pero no desaparecen, volverán en un eterno-retorno. Esta última estrofa, de una gran belleza y con una profusión de símbolos y metáforas, marca el final de este (otro) canto al Orinoco. De alguna forma, para Blanco, el río es el espejo de las almas que viven en sus orillas, del alma de los venezolanos que siempre miran al río para redescubrir su pasado.

Interpretación a partir de Bolívar

Este es un poema en el que se exalta la figura de Bolívar. El poeta pone en valor su figura como referente en la consecución de la libertad y liberación de Hispanoamérica del imperio español. El poeta entiende que su país es hoy lo que es gracias a lo realizado por Bolívar. Para él, fue el Moisés de América, fue tocado por la divinidad.

El poeta hace, desde un punto de vista poético, la trayectoria vital de Bolívar y su labor de liberación. Los países recorridos, los distintos paisajes atravesados y todo lo realizado, tuvo sus momentos de felicidad, tristeza y amargura. A partir de su llegada a la zona del río Angostura, se inició su lucha por llevar la República a América. Toda ella quería el cambio y el pueblo estuvo a su lado.

El Orinoco fue Río esencial para la labor del bolívar. Fluye hasta el mar, la patria venezolana, que el poeta subraya con la mención a la bandera, esas siete estrellas de las que habla. El poeta desea que esa fuerza, el cambio iniciado por Bolívar, no desaparezca. Desea que se mantenga vivo su espíritu como el mar encrespado, que viaja como nube con agua de mar y del Orinoco, y llega otra vez a todo el país en forma de lluvia, con toda la fuerza de Bolívar y de la patria para el pueblo, para que éste nunca se olvide de luchar, de ser libre.

La temática política es también fundamental en muchos poetas a lo largo de la literatura. En este caso, como hemos referido anteriormente, se venera en Hispanoamérica, en muchos países, la figura de Simón Bolívar y de cómo éste no sólo fue importante por llevar la República a muchos países, sino por acelerar la separación de estos del imperio español.

En este caso, la figura de Bolívar es representativa de la lucha de no solamente un pueblo, sino de un sentimiento generalizado en muchos países. Fue el que lo representó y quien se alzó en armas para llevar a cabo lo que el pueblo deseaba, la libertad que añoraba y, sobre todo, hacer de Hispanoamérica lo que es hoy, un continente grande, diverso, rico y moderno.

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