Alturas de Macchu Picchu, Pablo Neruda
A lo largo de doce partes, el poeta nos relata su visita a Macchu Picchu y lo que influyó esta en su persona y en su poesía. El poeta disfruta del deambular por la ciudad, cuando el verano acaba y el otoño se abre paso. Las noches son más tristes y los días más metálicos, lo que aporta una sensación de frialdad a ese lugar que está descubriendo. El encuentro con lo que le rodea es casi como si de una relación amorosa se tratara.
A diferencia de una flor o la piedra, el hombre forja su propio destino y es por eso que los sentimientos, el alma, etc., influyen en todo lo que hacemos. El poeta conoció este lugar Macchu Picchu y sintió que era la cuna de una civilización, de un lugar unido a la tierra y esencial para el ser humano.
En la segunda parte, el poeta nos habla de que, a diferencia de la naturaleza, el hombre manipula y usa los recursos para transformar el entorno, para vivir en él y en ello pone su esfuerzo. Tras haber visitado Macchu Picchu, el poeta no encuentra en la urbe lo sentido en las alturas. No haya nada porque la urbe moderna es impersonal. Poco queda de la vida en aquel lugar. Todo es vacío y es esto lo que siente el poeta. Se pregunta cómo sería el hombre en ese lugar.
En la tercera parte se menciona como la ciudad quedó vacía. Parece que pudo ser por algún tipo de plaga que hizo que los habitantes murieran en gran número y se fueron del lugar. La muerte, el hambre y la falta de alimento, el maíz, seguramente influyó sobremanera en esto. En la cuarta parte el poeta siente que ir a Macchu Picchu es cómo morir un poco. Ese espacio sin vida le afecta profundamente. Evita ir en un principio, pero finalmente acude a la llamada del lugar y, desde el primer momento, desde el inicio del viaje comienza un cambio interior.
Continúa el poema de la quinta parte con la llegada a la ciudad, a Macchu Picchu. En el viaje ha sufrido mucho el poeta, un proceso catártico además de problemas físicos, que le ha hecho pensar mucho en su interior. En la sexta parte nos habla de un lugar que recorre el frío y que para el poeta es la cuna del hombre.
En ese punto los dioses ofrecieron el alimento, el maíz, al pueblo. También algunos animales y coronaron a reír y a su ejército. El poder de los dioses y sobre todo el del águila, creó este lugar. El poeta es consciente de que cualquier elemento que hiciera notar la presencia del hombre desaparecido y únicamente el aire es el único habitante y es quien va, poco a poco suavizando las toscas piedras.
El tiempo borró los recuerdos, la historia y su ingeniería, pero también se perdió su cultura, su lengua. Sólo queda la ciudad, sus calles y las piedras. Esto es lo que nos indica la séptima parte. Cuando pasamos a la octava, el poeta nos invita a conocer el lugar, sus piedras, el frío del ambiente y cómo el agua llega de la nieve a las montañas. Macchu Picchu es, para el poeta, fruto de las montañas.
Se pregunta el porqué de crear y construir en aquel lugar, en una zona con un clima tan hostil. Vuelve a notar el desconocimiento de la desaparición de esta civilización, de su cultura de todo lo que llegó a ser para que quedaran sólo las piedras. El acceso a este lugar es serpenteante, como la propia vida. Aun así no es un lugar muerto porque siente vida en él, en el sufrimiento de todos los muertos que está presente en cada una de sus calles y espacios.
En la novena parte hay una enumeración de todo lo que ve y siente relacionado con esta civilización y que se ha perdido. En la parte número 10, el poeta siente que el hombre no estuvo a la altura de sí mismo para que esta civilización no muriera. El propio ser humano fue la causa de su propio fin como cultura. Desea conocer todo lo referente a esta civilización. Cree que la crueldad del hombre hizo que esclavizar a otros de su misma o distinta raza, destruyó lo que podía haber sido una civilización y cultura eternas.
En la parte número 11 quiere olvidar, quitar de su interior todas esas sensaciones de muerte que han rodeado el viaje a aquel lugar. En la última parte invita a todos, sobre todo a los trabajadores y personas con oficio a recuperar ese Macchu Picchu, esta civilización y cultura importantes, única y avanzada, al margen de la muerte, renegando del dolor y el castigo de quienes tenían el poder. Quiere reconocer todo el sufrimiento del pueblo y sentirlo como propio. Nuevamente se hace portavoz del pueblo, de su trabajo, de la lucha por mejorar y luchar por su país, por su patria.
Poema original: Alturas de Macchu Picchu
IDel aire al aire, como una red vacía, 1
iba yo entre las calles y la atmósfera, llegando y despidiendo, 2
en el advenimiento del otoño la moneda extendida 3
de las hojas, y entre la primavera y las espigas, 4
lo que el más grande amor, como dentro de un guante 5
que cae, nos entrega como una larga luna. 6(Días de fulgor vivo en la intemperie 7
de los cuerpos: aceros convertidos 8
al silencio del ácido: 9
noches desdichadas hasta la última harina: 10
estambres agredidos de la patria nupcial.) 11Alguien que me esperó entre los violines 12
encontró un mundo como una torre enterrada 13
hundiendo su espiral más abajo de todas 14
las hojas de color de ronco azufre: 15
más abajo, en el oro de la geología, 16
como una espada envuelta en meteoros, 17
hundí la mano turbulenta y dulce 18
en lo más genital de lo terrestre. 19Puse la frente entre las olas profundas, 20
descendí como gota entre la paz sulfúrica, 21
y, como un ciego, regresé al jazmín 22
de la gastada primavera humana. 23IISi la flor a la flor entrega el alto germen 24
y la roca mantiene su flor diseminada 25
en su golpeado traje de diamante y arena, 26
el hombre arruga el pétalo de la luz que recoge 27
en los determinados manantiales marinos 28
y taladra el metal palpitante en sus manos. 29
Y pronto, entre la ropa y el humo, sobre la mesa hundida, 30
como una barajada cantidad, queda el alma: 31
cuarzo y desvelo, lágrimas en el océano 32
como estanques de frío: pero aún 33
mátala y agonízala con papel y con odio, 34
sumérgela en la alfombra cotidiana, desgárrala 35
entre las vestiduras hostiles del alambre. 36No: por los corredores, aire, mar o caminos, 37
quién guarda sin puñal (como las encarnadas 38
amapolas) su sangre? La cólera ha extenuado 39
la triste mercancía del vendedor de seres, 40
y, mientras en la altura del ciruelo, el rocío 41
desde mil años deja su carta transparente 42
sobre la misma rama que lo espera, oh corazón, oh frente triturada 43
entre las cavidades del otoño. 44
Cuántas veces en las calles del invierno de una ciudad o en 45
un autobús o un barco en el crepúsculo, o en la soledad 46
más espesa, la de la noche de fiesta, bajo el sonido 47
de sombras y campanas, en la misma gruta del placer humano, 48
me quise detener a buscar la eterna veta insondable 49
que antes toqué en la piedra o en el relámpago que el beso desprendía. 50(Lo que en el cereal como una historia amarilla 51
de pequeños pechos preñados va repitiendo un número 52
que sin cesar es ternura en las capas germinales, 53
y que, idéntica siempre, se desgrana en marfil 54
y lo que en el agua es patria transparente, campana 55
desde la nieve aislada hasta las olas sangrientas.) 56No pude asir sino un racimo de rostros o de máscaras 57
precipitadas, como anillos de oro vacío, 58
como ropas dispersas hijas de un otoño rabioso 59
que hiciera temblar el miserable árbol de las razas asustadas. 60No tuve sitio donde descansar la mano 61
y que, corriente como agua de manantial encadenado, 62
o firme como grumo de antracita o cristal, 63
hubiera devuelto el calor o el frío de mi mano extendida. 64
Qué era el hombre? En qué parte de su conversación abierta 65
entre los almacenes de los silbidos, en cuál de sus movimientos metálicos 66
vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida? 67IIIEl ser como el maíz se desgranaba en el incansable 68
granero de los hechos perdidos, de los acontecimientos 69
miserables, del uno al siete, al ocho, 70
y no una muerte, sino muchas muertes llegaba a cada uno: 71
cada día una muerte pequeña, polvo, gusano, lámpara 72
que se apaga en el lodo del suburbio, una pequeña muerte de alas gruesas 73
entraba en cada hombre como una corta lanza 74
y era el hombre asediado del pan o del cuchillo, 75
el ganadero: el hijo de los puertos, o el capitán oscuro del arado, 76
o el roedor de las calles espesas: 77todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria: 78
y su quebranto aciago de cada día era 79
como una copa negra que bebían temblando. 80IVLa poderosa muerte me invitó muchas veces: 81
era como la sal invisible en las olas, 82
y lo que su invisible sabor diseminaba 83
era como mitades de hundimientos y altura 84
o vastas construcciones de viento y ventisquero. 85Yo al férreo vine, a la angostura 86
del aire, a la mortaja de agricultura y piedra, 87
al estelar vacío de los pasos finales 88
y a la vertiginosa carretera espiral: 89
pero, ancho mar, oh muerte!, de ola en ola no vienes, 90
sino como un galope de claridad nocturna 91
o como los totales números de la noche. 92Nunca llegaste a hurgar en el bolsillo, no era 93
posible tu visita sin vestimenta roja: 94
sin auroral alfombra de cercado silencio: 95
sin altos enterrados patrimonios de lágrimas. 96No pude amar en cada ser un árbol 97
con su pequeño otoño a cuestas (la muerte de mil hojas) 98
todas las falsas muertes y las resurrecciones 99
sin tierra, sin abismo: 100
quise nadar en las más anchas vidas, 101
en las más sueltas desembocaduras, 102
y cuando poco a poco el hombre fue negándome 103
y fue cerrando paso y puerta para que no tocaran 104
mis manos manantiales su inexistencia herida, 105
entonces fui por calle y calle y río y río, 106
y ciudad y ciudad y cama y cama, 107
y atravesó el desierto mi máscara salobre, 108
y en las últimas casas humilladas, sin lámpara, sin fuego, 109
sin pan, sin piedra, sin silencio, solo, 110
rodé muriendo de mi propia muerte. 111VNo eras tú, muerte grave, ave de plumas férreas, 112
la que el pobre heredero de las habitaciones 113
llevaba entre alimentos apresurados, bajo la piel vacía: 114
era algo, un pobre pétalo de cuerda exterminada: 115
un átomo del pecho que no vio al combate 116
o el áspero rocío que no cayó en la frente. 117
Era lo que no pudo renacer, un pedazo 118
de la pequeña muerte sin paz ni territorio: 119
un hueso, una campana que morían en él. 120
Yo levanté las vendas del yodo, hundí las manos 121
en los pobres dolores que mataban la muerte, 122
y no encontré en la herida sino una racha fría 123
que entraba por los vagos intersticios del alma. 124VIEntonces en la escala de la tierra he subido 125
entre la atroz maraña de las selvas perdidas 126
hasta ti, Macchu Picchu. 127
Alta ciudad de piedras escalares, 128
por fin morada del que lo terrestre 129
no escondió en las dormidas vestiduras. 130
En ti, como dos líneas paralelas, 131
la cuna del relámpago y del hombre 132
se mecían en un viento de espinas. 133Madre de piedra, espuma de los cóndores. 134
Alto arrecife de la aurora humana. 135
Pala perdida en la primera arena. 136
Ésta fue la morada, éste es el sitio: 137
aquí los anchos granos del maíz ascendieron 138
y bajaron de nuevo como granizo rojo. 139Aquí la hebra dorada salió de la vicuña 140
a vestir los amores, los túmulos, las madres, 141
el rey, las oraciones, los guerreros. 142Aquí los pies del hombre descansaron de noche 143
junto a los pies del águila, en las altas guaridas 144
carniceras, y en la aurora 145
pisaron con los pies del trueno la niebla enrarecida, 146
y tocaron las tierras y las piedras 147
hasta reconocerlas en la noche o la muerte. 148Miro las vestiduras y las manos, 149
el vestigio del agua en la oquedad sonora, 150
la pared suavizada por el tacto de un rostro 151
que miró con mis ojos las lámparas terrestres, 152
que aceitó con mis manos las desaparecidas 153
maderas: porque todo, ropaje, piel, vasijas, 154
palabras, vino, panes, 155
se fue, cayó a la tierra. 156Y el aire entró con dedos 157
de azahar sobre todos los dormidos: 158
mil años de aire, meses, semanas de aire, 159
de viento azul, de cordillera férrea, 160
que fueron como suaves huracanes de pasos 161
lustrando el solitario recinto de la piedra. 162VIIMuertos de un solo abismo, sombras de una hondonada, 163
la profunda, es así como al tamaño 164
de vuestra magnitud 165
vino la verdadera, la más abrasadora 166
muerte y desde las rocas taladradas, 167
desde los capiteles escarlata, 168
desde los acueductos escalares 169
os desplomasteis como en un otoño 170
en una sola muerte. 171
Hoy el aire vacío ya no llora, 172
ya no conoce vuestros pies de arcilla, 173
ya olvidó vuestros cántaros que filtraban el cielo 174
cuando lo derramaban los cuchillos del rayo, 175
y el árbol poderoso fue comido 176
por la niebla, y cortado por la racha. 177Él sostuvo una mano que cayó de repente 178
desde la altura hasta el final del tiempo. 179
Ya no sois, manos de araña, débiles 180
hebras, tela enmarañada: 181
cuanto fuisteis cayó: costumbres, sílabas 182
raídas, máscaras de luz deslumbradora. 183Pero una permanencia de piedra y de palabra: 184
la ciudad como un vaso se levantó en las manos 185
de todos, vivos, muertos, callados, sostenidos 186
de tanta muerte, un muro, de tanta vida un golpe 187
de pétalos de piedra: la rosa permanente, la morada: 188
este arrecife andino de colonias glaciales. 189Cuando la mano de color de arcilla 190
se convirtió en arcilla, y cuando los pequeños párpados se cerraron 191
llenos de ásperos muros, poblados de castillos, 192
y cuando todo el hombre se enredó en su agujero, 193
quedó la exactitud enarbolada: 194
el alto sitio de la aurora humana: 195
la más alta vasija que contuvo el silencio: 196
una vida de piedra después de tantas vidas. 197VIIISube conmigo, amor americano. 198
Besa conmigo las piedras secretas. 199
La plata torrencial del Urubamba 200
hace volar el polen a su copa amarilla. 201Vuela el vacío de la enredadera, 202
la planta pétrea, la guirnalda dura 203
sobre el silencio del cajón serrano. 204
Ven, minúscula vida, entre las alas 205
de la tierra, mientras -cristal y frío, aire golpeado - 206
apartando esmeraldas combatidas, 207
oh agua salvaje, bajas de la nieve. 208Amor, amor, hasta la noche abrupta, 209
desde el sonoro pedernal andino, 210
hacia la aurora de rodillas rojas, 211
contempla el hijo ciego de la nieve. 212Oh, Wilkamayu de sonoros hilos, 213
cuando rompes tus truenos lineales 214
en blanca espuma, como herida nieve, 215
cuando tu vendaval acantilado 216
canta y castiga despertando al cielo, 217
qué idioma traes a la oreja apenas 218
desarraigada de tu espuma andina? 219Quién apresó el relámpago del frío 220
y lo dejó en la altura encadenado, 221
repartido en sus lágrimas glaciales, 222
sacudido en sus rápidas espadas, 223
golpeando sus estambres aguerridos, 224
conducido en su cama de guerrero, 225
sobresaltado en su final de roca? 226Qué dicen tus destellos acosados? 227
Tu secreto relámpago rebelde 228
antes viajó poblado de palabras? 229
Quién va rompiendo sílabas heladas, 230
idiomas negros, estandartes de oro, 231
bocas profundas, gritos sometidos, 232
en tus delgadas aguas arteriales? 233Quién va cortando párpados florales 234
que vienen a mirar desde la tierra? 235
Quién precipita los racimos muertos 236
que bajan en tus manos de cascada 237
a desgranar su noche desgranada 238
en el carbón de la geología? 239Quién despeña la rama de los vínculos? 240
Quién otra vez sepulta los adioses? 241Amor, amor, no toques la frontera, 242
ni adores la cabeza sumergida: 243
deja que el tiempo cumpla su estatura 244
en su salón de manantiales rotos, 245
y, entre el agua veloz y las murallas, 246
recoge el aire del desfiladero, 247
las paralelas láminas del viento, 248
el canal ciego de las cordilleras, 249
el áspero saludo del rocío, 250
y sube, flor a flor, por la espesura, 251
pisando la serpiente despeñada. 252En la escarpada zona, piedra y bosque, 253
polvo de estrellas verdes, selva clara, 254
Mantur estalla como un lago vivo 255
o como un nuevo piso del silencio. 256Ven a mi propio ser, al alba mía, 257
hasta las soledades coronadas. 258
El reino muerto vive todavía. 259Y en el Reloj la sombra sanguinaria 260
del cóndor cruza como una nave negra. 261IXÁguila sideral, viña de bruma. 262
Bastión perdido, cimitarra ciega. 263
Cinturón estrellado, pan solemne. 264
Escala torrencial, párpado inmenso. 265
Túnica triangular, polen de piedra. 266
Lámpara de granito, pan de piedra. 267
Serpiente mineral, rosa de piedra. 268
Nave enterrada, manantial de piedra. 269
Caballo de la luna, luz de piedra. 270
Escuadra equinoccial, vapor de piedra. 271
Geometría final, libro de piedra. 272
Témpano entre las ráfagas labrado. 273
Madrépora del tiempo sumergido. 274
Muralla por los dedos suavizada. 275
Techumbre por las plumas combatida. 276
Ramos de espejo, bases de tormenta. 277
Tronos volcados por la enredadera. 278
Régimen de la garra encarnizada. 279
Vendaval sostenido en la vertiente. 280
Inmóvil catarata de turquesa. 281
Campana patriarcal de los dormidos. 282
Argolla de las nieves dominadas. 283
Hierro acostado sobre sus estatuas. 284
Inaccesible temporal cerrado. 285
Manos de puma, roca sanguinaria. 286
Torre sombrera, discusión de nieve. 287
Noche elevada en dedos y raíces. 288
Ventana de las nieblas, paloma endurecida. 289
Planta nocturna, estatua dc los truenos. 290
Cordillera esencial, techo marino. 291
Arquitectura de águilas perdidas. 292
Cuerda del cielo, abeja de la altura. 293
Nivel sangriento, estrella construida. 294
Burbuja mineral, luna de cuarzo. 295
Serpiente andina, frente de amaranto. 296
Cúpula del silencio, patria pura. 297
Novia del mar, árbol de catedrales. 298
Ramo de sal, cerezo de alas negras. 299
Dentadura nevada, trueno frío. 300
Luna arañada, piedra amenazante. 301
Cabellera del frío, acción del aire. 302
Volcán de manos, catarata oscura. 303
Ola de plata, dirección del tiempo. 304XPiedra en la piedra, el hombre, dónde estuvo? 305
Aire en el aire, el hombre, dónde estuvo? 306
Tiempo en el tiempo, el hombre, dónde estuvo? 307
Fuiste también el pedacito roto 308
de hombre inconcluso, de águila vacía 309
que por las calles de hoy, que por las huellas, 310
que por las hojas del otoño muerto 311
va machacando el alma hasta la tumba? 312
La pobre mano, el pie, la pobre vida... 313
Los días de la luz deshilachada 314
en ti, como la lluvia 315
sobre las banderillas de la fiesta, 316
dieron pétalo a pétalo de su alimento oscuro 317
en la boca vacía? 318
Hambre, coral del hombre, 319
hambre, planta secreta, raíz de los leñadores, 320
hambre, subió tu raya de arrecife 321
hasta estas altas torres desprendidas? 322Yo te interrogo, sal de los caminos, 323
muéstrame la cuchara, déjame, arquitectura, 324
roer con un palito los estambres de piedra, 325
subir todos los escalones del aire hasta el vacío, 326
rascar la entraña hasta tocar el hombre. 327Macchu Picchu, pusiste 328
piedra en la piedra, y en la base, harapos? 329
Carbón sobre carbón, y en el fondo la lágrima? 330
Fuego en el oro, y en él, temblando el rojo 331
goterón de la sangre? 332
Devuélveme el esclavo que enterraste! 333
Sacude de las tierras el pan duro 334
del miserable, muéstrame los vestidos 335
del siervo y su ventana. 336
Dime cómo durmió cuando vivía. 337
Dime si fue su sueño 338
ronco, entreabierto, como un hoyo negro 339
hecho por la fatiga sobre el muro. 340
El muro, el muro! Si sobre su sueño 341
gravitó cada piso de piedra, y si cayó bajo ella 342
como bajo una luna, con el sueño! 343
Antigua América, novia sumergida, 344
también tus dedos, 345
al salir de la selva hacia el alto vacío de los dioses, 346
bajo los estandartes nupciales de la luz y el decoro, 347
mezclándose al trueno de los tambores y de las lanzas, 348
también, también tus dedos, 349
los que la rosa abstracta y la línea del frío, los 350
que el pecho sangriento del nuevo cereal trasladaron 351
hasta la tela de materia radiante, hasta las duras cavidades, 352
también, también, América enterrada, guardaste en lo más bajo 353
en el amargo intestino, como un águila, el hambre? 354XIA través del confuso esplendor, 355
a través de la noche de piedra, déjame hundir la mano 356
y deja que en mí palpite, como un ave mil años prisionera 357
el viejo corazón del olvidado! 358
Déjame olvidar hoy esta dicha, que es más ancha que el mar, 359
porque el hombre es más ancho que el mar y que sus islas, 360
y hay que caer en él como en un pozo para salir del fondo 361
con un ramo de aguas secretas y de verdades sumergidas. 362
Déjame olvidar, ancha piedra, la proporción poderosa, 363
la trascendente movida, las piedras del panal, 364
y de la escuadra déjame hoy resbalar 365
la mano sobre la hipotenusa de áspera sangre y silicio. 366
Cuando, como una herradura de élitros rojos, el cóndor furibundo 367
me golpea las sienes en el orden del vuelo 368
y el huracán de plumas carniceras barre el polvo sombrío 369
de las escalinatas diagonales, no veo la bestia veloz, 370
no veo el ciego ciclo de sus barras, 371
veo el antiguo ser, servidor, el dormido 372
en los campos, veo el cuerpo, mil cuerpos, un hombre, mil mujeres, 373
bajo la racha negra, negros de lluvia y noches, 374
con la piedra pesada de la estatua: 375
Juan Cortapiedras, hijo de Wiracocha, 376
Juan Comefrío, hijo de estrella verde, 377
Juan Piesdescalzos, nieto de la turquesa, 378
sube a nacer conmigo, hermano. 379XIISube a nacer conmigo, hermano. 380
Dame la mano desde la profunda 381
zona de tu dolor diseminado. 382
No volverás del fondo de las rocas. 383
No volverás del tiempo subterráneo. 384
No volverá tu voz endurecida. 385
No volverán tus ojos taladrados. 386
Mírame desde el fondo de la tierra, 387
labrador, tejedor, pastor callado: 388
domador de guanacos tutelares: 389
albañil del andamio desafiado: 390
aguador de las lágrimas andinas: 391
joyero de los dedos machacados: 392
agricultor temblando en la semilla: 393
alfarero en tu greda derramado: 394
traed a la copa de esta nueva vida 395
vuestros viejos dolores enterrados. 396
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco, 397
decidme: aquí fui castigado, 398
porque la joya no brilló o la tierra 399
no entregó a tiempo la piedra o el grano: 400
señaladme la piedra en que caísteis 401
y la madera en que os crucificaron, 402
encendedme los viejos pedernales, 403
las viejas lámparas, los látigos pegados 404
a través de los siglos en las llagas 405
y las hachas de brillo ensangrentado. 406
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta. 407A través de la tierra juntad todos 408
los silenciosos labios derramados 409
y desde el fondo habladme toda esta larga noche 410
como si yo estuviera con vosotros anclado, 411
contadme todo, cadena a cadena, 412
eslabón a eslabón, y paso a paso, 413
afilad los cuchillos que guardasteis, 414
ponedlos en mi pecho y en mi mano, 415
como un río de rayos amarillos, 416
como un río de tigres enterrados, 417
y dejadme llorar, horas, días, años, 418
edades ciegas, siglos estelares. 419Dadme el silencio, el agua, la esperanza. 420
425
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes. 421
Apegadme los cuerpos como imanes. 422
Acudid a mis venas y a mi boca. 423
Hablad por mis palabras y mi sangre. 424