Infancia Latente, Lucas Castillo

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A veces me visita ese niño1
que fui, con rodillas raspadas,2
con sueños altos como un pino3
y manos aún no cansadas.4

Me pregunta por qué ya no salto,5
por qué ya no río sin razón,6
y yo, con un nudo en lo alto,7
le respondo con el corazón.8

La vida me llenó de deberes,9
de horarios, metas, rutinas;10
olvidé los castillos, los seres11
que vivían en mis esquinas.12

Pero él insiste, me toma la mano,13
me lleva a correr bajo la lluvia,14
me dice que no es tan temprano15
para volver a ver la luz cruda.16

A su lado, todo tiene sentido,17
el lápiz es una varita mágica,18
y un charco de barro divertido19
vale más que una joya trágica.20

Hay en su mirada una promesa,21
un espejo sin juicio ni peso,22
una libertad que no cesa23
aunque el mundo ya no sea eso.24

Yo le dejo pintar en mi alma,25
con crayones de sol y de viento,26
y en su risa, mi paz se embalsama27
como un viejo y feliz monumento.28

Quizás no seamos lo que soñamos,29
pero si ese niño aún nos espera,30
viviremos mejor si recordamos31
que jugar... también es manera.32

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