Los hombres del alba, EfraÃn Huerta
Y después, aquÃ, en el oscuro seno del rÃo más oscuro,1
en lo más hondo y verde de la vieja ciudad,2
estos hombres tatuados: ojos como diamantes,3
bruscas bocas de odio más insomnio,4
algunas rosas o azucenas en las manos5
y una desesperante ráfaga de sudor.6Son los que tienen en vez de corazón7
un perro enloquecido8
o una simple manzana luminosa9
o un frasco con saliva y alcohol10
o el murmullo de la una de la mañana11
o un corazón como cualquiera otro.12Son los hombres del alba.13
Los bandidos con la barba crecida14
y el bendito cinismo endurecido,15
los asesinos cautelosos16
con la ferocidad sobre los hombros,17
los maricas con fiebre en las orejas18
y en los blandos riñones,19
los violadores,20
los profesionales del desprecio,21
los del aguardiente en las arterias,22
los que gritan, aúllan como lobos23
con las patas heladas.24
Los hombres más abandonados,25
más locos, más valientes:26
los más puros.27Ellos están caÃdos de sueño y esperanzas,28
con los ojos en alto, la piel gris29
y un eterno sollozo en la garganta.30
Pero hablan. Al fin la noche es una misma31
siempre, y siempre fugitiva:32
es un dulce tormento, un consuelo sencillo,33
una negra sonrisa de alegrÃa,34
un modo diferente de conspirar,35
una corriente tibia temerosa36
de conocer la vida un poco envenenada.37
Ellos hablan del dÃa. Del dÃa,38
que no les pertenece, en que no se pertenecen,39
en que son más esclavos; del dÃa,40
en que no hay más camino41
que un prolongado silencio42
o una definitiva rebelión.43Pero yo sé que tienen miedo del alba.44
Sé que aman la noche y sus lecciones escalofriantes.45
Sé de la lluvia nocturna cayendo46
como sobre cadáveres.47
Sé que ellos construyen con sus huesos48
un sereno monumento a la angustia.49
Ellos y yo sabemos estas cosas:50
que la gemidora metralla nocturna,51
después de alborotar brazos y muertes,52
después de oficiar apasionadamente53
como madre del miedo,54
se resuelve en rumor,55
en penetrante ruido,56
en cosa helada y acariciante,57
en poderoso árbol con espinas plateadas,58
en reseca alambrada:59
en alba. En alba60
con eficacia de pecho desafiante.61Entonces un dolor desnudo y terso62
aparece en el mundo.63
Y los hombres son pedazos de alba,64
son tigres en guardia,65
son pájaros entre hebras de plata,66
son escombros de voces.67
Y el alba negrera se mete en todas partes:68
en las raÃces torturadas,69
en las botellas estallantes de rabia,70
en las orejas amoratadas,71
en el húmedo desconsuelo de los asesinos,72
en la boca de los niños dormidos.73Pero los hombres del alba se repiten74
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en forma clamorosa,75
y rÃen y mueren como guitarras pisoteadas,76
con la cabeza limpia77
y el corazón blindado.78
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