Otro poco de calma, camarada;1
un mucho inmenso, septentrional, completo,2
feroz, de calma chica,3
al servicio menor de cada triunfo4
y en la audaz servidumbre del fracaso.5

Embriaguez te sobra, y no hay6
tanta locura en la razón, como este7
tu raciocinio muscular, y no hay8
más racional error que tu experiencia.9

Pero, hablando más claro10
y pensándolo en oro, eres de acero,11
a condición que no seas12
tonto y rehuses13
entusiasmarte por la muerte tánto14
y por la vida, con tu sola tumba.15

Necesario es que sepas16
contener tu volumen sin correr, sin afligirte,17
tu realidad molecular entera18
y más allá, la marcha de tus vivas19
y más acá, tus mueras legendarios.20

Eres de acero, como dicen,21
con tal que no tiembles y no vayas22
a reventar, compadre23
de mi cálculo, enfático ahijado24
de mis sales luminosas!25

Anda, no más; resuelve,26
considera tu crisis, suma, sigue,27
tájala, bájala, ájala;28
el destino, las energías íntimas, los catorce29
versículos del pan: ¡cuántos diplomas30
y poderes, al borde fehaciente de tu arranque!31
¡Cuánto detalle en síntesis, contigo!32
¡Cuánta presión idéntica, a tus pies!33
¡Cuánto rigor y cuánto patrocinio!34

Es idiota35
ese método de padecimiento,36
esa luz modulada y virulenta,37
si con sólo la calma haces señales38
serias, características, fatales.39

Vamos a ver, hombre;40
cuéntame lo que me pasa,41
que yo, aunque grite, estoy siempre a tus órdenes.42

28 Nov 1937

43

En formato PDF

Facebook

Twitter

WhatsApp