La tierra de Alvargonzález, Antonio Machado
Al poeta Juan Ramón Jiménez1Siendo mozo Alvargonzález,1
dueño de mediana hacienda,2
que en otras tierras se dice3
bienestar y aquí, opulencia,4
en la feria de Berlanga5
prendóse de una doncella,6
y la tomó por mujer7
al año de conocerla.8Muy ricas las bodas fueron9
y quien las vio las recuerda;10
sonadas las tornabodas11
que hizo Alvar en su aldea;12
hubo gaitas, tamboriles,13
flauta, bandurria y vihuela,14
fuegos a la valenciana15
y danza a la aragonesa.162Feliz vivió Alvargonzález17
en el amor de su tierra.18
Naciéronle tres varones,19
que en el campo son riqueza,20
y, ya crecidos, los puso,21
uno a cultivar la huerta,22
otro a cuidar los merinos,23
y dio el menor a la Iglesia.243Mucha sangre de Caín25
tiene la gente labriega,26
y en el hogar campesino27
armó la envidia pelea.28Casáronse los mayores;29
tuvo Alvargonzález nueras,30
que le trajeron cizaña,31
antes que nietos le dieran.32La codicia de los campos33
ve tras la muerte la herencia;34
no goza de lo que tiene35
por ansia de lo que espera.36El menor, que a los latines37
prefería las doncellas38
hermosas y no gustaba39
de vestir por la cabeza,40
colgó la sotana un día41
y partió a lejanas tierras.42La madre lloró, y el padre43
diole bendición y herencia.444Alvargonzález ya tiene45
la adusta frente arrugada,46
por la barba le platea47
la sombra azul de la cara.48Una mañana de otoño49
salió solo de su casa;50
no llevaba sus lebreles,51
agudos canes de caza;52iba triste y pensativo53
por la alameda dorada;54
anduvo largo camino55
y llegó a una fuente clara.56Echóse en la tierra; puso57
sobre una piedra la manta,58
y a la vera de la fuente59
durmió al arrullo del agua.60El sueño1Y Alvargonzález veía,61
como Jacob, una escala62
que iba de la tierra al cielo,63
y oyó una voz que le hablaba.64Mas las hadas hilanderas,65
entre las vedijas blancas66
y vellones de oro, han puesto67
un mechón de negra lana.682Tres niños están jugando69
a la puerta de su casa;70
entre los mayores brinca71
un cuervo de negras alas.72La mujer vigila, cose73
y, a ratos, sonríe y canta.74
—Hijos, ¿qué hacéis? —les pregunta.75
Ellos se miran y callan.76—Subid al monte, hijos míos,77
y antes que la noche caiga,78
con un brazado de estepas79
hacedme una buena llama.803Sobre el lar de Alvargonzález81
está la leña apilada;82
el mayor quiere encenderla,83
pero no brota la llama.84—Padre, la hoguera no prende,85
está la estepa mojada.86Su hermano viene a ayudarle87
y arroja astillas y ramas88
sobre los troncos de roble;89
pero el rescoldo se apaga.90Acude el menor, y enciende,91
bajo la negra campana92
de la cocina, una hoguera93
que alumbra toda la casa.944Alvargonzález levanta95
en brazos al más pequeño96
y en sus rodillas lo sienta;97—Tus manos hacen el fuego;98
aunque el último naciste99
tú eres en mi amor primero.100Los dos mayores se alejan101
por los rincones del sueño.102
Entre los dos fugitivos103
reluce un hacha de hierro.104Aquella tarde...1Sobre los campos desnudos,105
la luna llena manchada106
de un arrebol purpurino,107
enorme globo, asomaba.108Los hijos de Alvargonzález109
silenciosos caminaban,110
y han visto al padre dormido111
junto de la fuente clara.1122Tiene el padre entre las cejas113
un ceño que le aborrasca114
el rostro, un tachón sombrío115
como la huella de un hacha.116Soñando está con sus hijos,117
que sus hijos lo apuñalan;118
y cuando despierta mira119
que es cierto lo que soñaba.1203A la vera de la fuente121
quedó Alvargonzález muerto.122Tiene cuatro puñaladas123
entre el costado y el pecho,124
por donde la sangre brota,125
más un hachazo en el cuello.126Cuenta la hazaña del campo127
el agua clara corriendo,128
mientras los dos asesinos129
huyen hacia los hayedos.130Hasta la Laguna Negra,131
bajo las fuentes del Duero,132
llevan el muerto, dejando133
detrás un rastro sangriento,134
y en la laguna sin fondo,135
que guarda bien los secretos,136
con una piedra amarrada137
a los pies, tumba le dieron.1384Se encontró junto a la fuente139
la manta de Alvargonzález,140
y, camino del hayedo,141
se vio un reguero de sangre.142Nadie de la aldea ha osado143
a la laguna acercarse,144
y el sondarla inútil fuera,145
que es la laguna insondable.146Un buhonero, que cruzaba147
aquellas tierras errante,148
fue en Dauria acusado, preso149
y muerto en garrote infame.1505Pasados algunos meses,151
la madre murió de pena.152Los que muerta la encontraron153
dicen que las manos yertas154
sobre su rostro tenía,155
oculto el rostro con ellas.1564Los hijos de Alvargonzález157
ya tienen majada y huerta,158
campos de trigo y centeno159
y prados de fina hierba;160
en el olmo viejo, hendido161
por el rayo, la colmena,162
dos yuntas para el arado,163
un mastín y mil ovejas.164Otros días1Ya están las zarzas floridas165
y los ciruelos blanquean;166
ya las abejas doradas167
liban para sus colmenas,168
y en los nidos, que coronan169
las torres de las iglesias,170
asoman los garabatos171
ganchudos de las cigüeñas.172Ya los olmos del camino173
y chopos de las riberas174
de los arroyos, que buscan175
al padre Duero, verdean.176El cielo está azul, los montes177
sin nieve son de violeta.178La tierra de Alvargonzález179
se colmará de riqueza;180
muerto está quien la ha labrado,181
mas no le cubre la tierra.1822La hermosa tierra de España183
adusta, fina y guerrera184
Castilla, de largos ríos,185
tiene un puñado de sierras186
entre Soria y Burgos como187
reductos de fortaleza,188
como yelmos crestonados,189
y Urbión es una cimera.1903Los hijos de Alvargonzález,191
por una empinada senda,192
para tomar el camino193
de Salduero a Covaleda,194
cabalgan en pardas mulas,195
bajo el pinar de Vinuesa.196Van en busca de ganado197
con que volver a su aldea,198
y por tierra de pinares199
larga jornada comienzan.200Van Duero arriba, dejando201
atrás los arcos de piedra202
del puente y el caserío203
de la ociosa y opulenta204
villa de indianos. El río205
al fondo del valle, suena,206
y de las cabalgaduras207
los cascos baten las piedras.208A la otra orilla del Duero209
canta una voz lastimera:210«La tierra de Alvargonzález211
se colmará de riqueza,212
y el que la tierra ha labrado213
no duerme bajo la tierra.»2144Llegados son a un paraje215
en donde el pinar se espesa,216
y el mayor, que abre la marcha,217
su parda mula espolea,218
diciendo: —Démonos prisa;219
porque son más de dos leguas220
de pinar y hay que apurarlas221
antes que la noche venga.222Dos hijos del campo, hechos223
a quebradas y asperezas,224
porque recuerdan un día225
la tarde en el monte tiemblan.226Allá en lo espeso del bosque227
otra vez la copla suena:228«La tierra de Alvargonzález229
se colmará de riqueza,230
y el que la tierra ha labrado231
no duerme bajo la tierra».2325Desde Salduero el camino233
va al hilo de la ribera;234
a ambas márgenes del río235
el pinar crece y se eleva,236
y las rocas se aborrascan,237
al par que el valle se estrecha.238Los fuertes pinos del bosque239
con sus copas gigantescas240
y sus desnudas raíces241
amarradas a las piedras;242
los de troncos plateados243
cuyas frondas azulean,244
pinos jóvenes; los viejos,245
cubiertos de blanca lepra,246
musgos y líquenes canos247
que el grueso tronco rodean,248
colman el valle y se pierden249
rebasando ambas laderas250Juan, el mayor, dice: —Hermano,251
si Blas Antonio apacienta252
cerca de Urbión su vacada,253
largo camino nos queda.254—Cuando hacia Urbión alarguemos255
se puede acortar de vuelta,256
tomando por el atajo,257
hacia la Laguna Negra258
y bajando por el puerto259
de Santa Inés a Vinuesa.260—Mala tierra y peor camino.261
Te juro que no quisiera262
verlos otra vez. Cerremos263
los tratos en Covaleda;264
hagamos noche y, al alba,265
volvámonos a la aldea266
por este valle, que, a veces,267
quien piensa atajar rodea.268Cerca del río cabalgan269
los hermanos, y contemplan270
cómo el bosque centenario,271
al par que avanzan, aumenta,272
y la roqueda del monte273
el horizonte les cierra.274El agua, que va saltando,275
parece que canta o cuenta:276«La tierra de Alvargonzález277
se colmará de riqueza,278
y el que la tierra ha labrado279
no duerme bajo la tierra».280Castigo1Aunque la codicia tiene281
redil que encierre la oveja,282
trojes que guarden el trigo,283
bolsas para la moneda,284
y garras, no tiene manos285
que sepan labrar la tierra.286Así, a un año de abundancia287
siguió un año de pobreza.2882En los sembrados crecieron289
las amapolas sangrientas;290
pudrió el tizón las espigas291
de trigales y de avenas;292
hielos tardíos mataron293
en flor la fruta en la huerta,294
y una mala hechicería295
hizo enfermar las ovejas.296A los dos Alvargonzález297
maldijo Dios en sus tierras,298
y al año pobre siguieron299
largos años de miseria.3003Es una noche de invierno.301
Cae la nieve en remolinos.302
Los Alvargonzález velan303
un fuego casi extinguido.304El pensamiento amarrado305
tienen a un recuerdo mismo,306
y en las ascuas mortecinas307
del hogar los ojos fijos.308No tienen leña ni sueño.309
Larga es la noche y el frío310
arrecia. Un candil humea311
en el muro ennegrecido.312El aire agita la llama,313
que pone unfulgor rojizo314
sobre las dos pensativas315
testas de los asesinos.316El mayor de Alvargonzález,317
lanzando un ronco suspiro,318
rompe el silencio, exclamando:319—Hermano, ¡qué mal hicimos!320
El viento la puerta bate321
hace temblar el postigo,322
y suena en la chimenea323
con hueco y largo bramido.324Después, el silencio vuelve,325
y a intervalos el pabilo326
del candil chisporrotea327
en el aire aterecido.328El segundo dijo: —Hermano,329
¡demos lo viejo al olvido!330El viajero1Es una noche de invierno.331
Azota el viento las ramas332
de los álamos. La nieve333
ha puesto la tierra blanca.334Bajo la nevada, un hombre335
por el camino cabalga;336
va cubierto hasta los ojos,337
embozado en negra capa.338Entrado en la aldea, busca339
de Alvargonzález la casa,340
y ante su puerta llegado,341
sin echar pie a tierra, llama.3422Los dos hermanos oyeron343
una aldabada a la puerta,344
y de una cabalgadura345
los cascos sobre las piedras.346Ambos los ojos alzaron347
llenos de espanto y sorpresa.348—¿Quién es?Responda —gritaron.349
—Miguel —respondieron fuera.350
Era la voz del viajero351
que partió a lejanas tierras.3523Abierto el portón, entróse353
a caballo el caballero354
y echó pie a tierra. Venía355
todo de nieve cubierto.356En brazos de sus hermanos357
lloró algún rato en silencio.358Después dio el caballo al uno,359
al otro, capa y sombrero,360
y en la estancia campesina361
buscó el arrimo del fuego.3624El menor de los hermanos,363
que niño y aventurero364
fue más allá de los mares365
y hoy torna indiano opulento,366
vestía con negro traje367
de peludo terciopelo,368
ajustado a la cintura369
por ancho cinto de cuero.370Gruesa cadena formaba371
un bucle de oro en su pecho.372Era un hombre alto y robusto,373
con ojos grandes y negros374
llenos de melancolía;375
la tez de color moreno,376
y sobre la frente comba377
enmarañados cabellos;378
el hijo que saca porte379
señor de padre labriego,380
a quien fortuna le debe381
amor, poder y dinero.382
De los tres Alvargonzález383
era Miguel el más bello;384
porque al mayor afeaba385
el muy poblado entrecejo386
bajo la frente mezquina,387
y al segundo, los inquietos388
ojos que mirar no saben389
de frente, torvos y fieros.3905Los tres hermanos contemplan391
el triste hogar en silencio;392
y con la noche cerrada393
arrecia el frío y el viento.394—Hermanos, ¿no tenéis leña?395
—dice Miguel.396
—No tenemos397
—responde el mayor.398Un hombre,399
milagrosamente, ha abierto400
la gruesa puerta cerrada401
con doble barra de hierro.402El hombre que ha entrado tiene403
el rostro del padre muerto.404Un halo de luz dorada405
orla sus blancos cabellos.406
Lleva un haz de leña al hombro407
y empuña un hacha de hierro.408El indiano1De aquellos campos malditos,409
Miguel a sus dos hermanos410
compró una parte, que mucho411
caudal de América trajo,412
y aun en tierra mala, el oro413
luce mejor que enterrado,414
y más en mano de pobres415
que oculto en orza de barro.416Diose a trabajar la tierra417
con fe y tesón el indiano,418
y a laborar los mayores419
sus pegujales tornaron.420Ya con macizas espigas,421
preñadas de rubios granos,422
a los campos de Miguel423
tornó el fecundo verano;424
y ya de aldea en aldea425
se cuenta como un milagro,426
que los asesinos tienen427
la maldición en sus campos.428Ya el pueblo canta una copla429
que narra el crimen pasado:430«A la orilla de la fuente431
lo asesinaron.432¡qué mala muerte le dieron433
los hijos malos!434En la laguna sin fondo435
al padre muerto arrojaron.436No duerme bajo la tierra437
el que la tierra ha labrado».4382Miguel, con sus dos lebreles439
y armado de su escopeta,440
hacia el azul de los montes,441
en una tarde serena,442
caminaba entre los verdes443
chopos de la carretera,444
y oyó una voz que cantaba:445«No tiene tumba en la tierra.446
Entre los pinos del valle447
del Revinuesa,448
al padre muerto llevaron449
hasta la Laguna Negra».450La casa1La casa de Alvargonzález451
era una casona vieja,452
con cuatro estrechas ventanas,453
separada de la aldea454
cien pasos y entre dos olmos455
que, gigantes centinelas,456
sombra le dan en verano,457
y en el otoño hojas secas.458Es casa de labradores,459
gente aunque rica plebeya,460
donde el hogar humeante461
con sus escaños de piedra462
se ve sin entrar, si tiene463
abierta al campo la puerta.464Al arrimo del rescoldo465
del hogar borbollonean466
dos pucherillos de barro,467
que a dos familias sustentan.468A diestra mano, la cuadra469
y el corral; a la siniestra,470
huerto y abejar, y, al fondo,471
una gastada escalera,472
que va a las habitaciones473
partidas en dos viviendas.474Los Alvargonzález moran475
con sus mujeres en ellas.476
A ambas parejas que hubieron,477
sin que lograrse pudieran,478
dos hijos, sobrado espacio479
les da la casa paterna.480En una estancia que tiene481
luz al huerto, hay una mesa482
con gruesa tabla de roble,483
dos sillones de vaqueta,484
colgado en el muro, un negro485
ábaco de enormes cuentas,486
y unas espuelas mohosas487
sobre un arcón de madera.488Era una estancia olvidada489
donde hoy Miguel se aposenta.490
Y era allí donde los padres491
veían en primavera492
el huerto en flor, y en el cielo493
de mayo, azul, la cigüeña494
—cuando las rosas se abren495
y los zarzales blanquean—496
que enseñaba a sus hijuelos497
a usar de las alas lentas.498Y en las noches del verano,499
cuando la calor desvela,500
desde la ventana al dulce501
ruiseñor cantar oyeran.502Fue allí donde Alvargonzález,503
del orgullo de su huerta504
y del amor a los suyos,505
sacó sueños de grandeza.506Cuando en brazos de la madre507
vio la figura risueña508
del primer hijo, bruñida509
de rubio sol la cabeza,510
del niño que levantaba511
las codiciosas, pequeñas512
manos a las rojas guindas513
y a las moradas ciruelas,514
o aquella tarde de otoño,515
dorada, plácida y buena,516
él pensó que ser podría517
feliz el hombre en la tierra.518Hoy canta el pueblo una copla519
que va de aldea en aldea:520«¡Oh casa de Alvargonzález,521
qué malos días te esperan;522
casa de los asesinos,523
que nadie llame a tu puerta!»5242Es una tarde de otoño.525
En la alameda dorada526
no quedan ya ruiseñores;527
enmudeció la cigarra.528Las últimas golondrinas,529
que no emprendieron la marcha,530
morirán, y las cigüeñas531
de sus nidos de retamas,532
en torres y campanarios,533
huyeron.534Sobre la casa535
de Alvargonzález, los olmos536
sus hojas que el viento arranca537
van dejando. Todavía538
las tres redondas acacias,539
en el atrio de la iglesia,540
conservan verdes sus ramas,541
y las castañas de Indias542
a intervalos se desgajan543
cubiertas de sus erizos;544
tiene el rosal rosas grana545
otra vez, y en las praderas546
brilla la alegre otoñada.547En laderas y en alcores,548
en ribazos y en cañadas,549
el verde nuevo y la hierba,550
aún del estío quemada,551
alternan; los serrijones552
pelados, las lomas calvas,553
se coronan de plomizas554
nubes apelotonadas;555
y bajo el pinar gigante,556
entre las marchitas zarzas557
y amarillentos helechos,558
corren las crecidas aguas559
a engrosar el padre río560
por canchales y barrancas.561Abunda en la tierra un gris562
de plomo y azul de plata,563
con manchas de roja herrumbre,564
todo envuelto en luz violada.565¡Oh tierras de Alvargonzález,566
en el corazón de España,567
tierras pobres, tierras tristes,568
tan tristes que tienen alma!569Páramo que cruza el lobo570
aullando a la luna clara571
de bosque a bosque, baldíos572
llenos de peñas rodadas,573
donde roída de buitres574
brilla una osamenta blanca;575
pobres campos solitarios576
sin caminos ni posadas,577¡oh pobres campos malditos,578
pobres campos de mi patria!579La tierra1Una mañana de otoño,580
cuando la tierra se labra,581
Juan y el indiano aparejan582
las dos yuntas de la casa.583
Martín se quedó en el huerto584
arrancando hierbas malas.5852Una mañana de otoño,586
cuando los campos se aran,587
sobre un otero, que tiene588
el cielo de la mañana589
por fondo, la parda yunta590
de Juan lentamente avanza.591Cardos, lampazos y abrojos,592
avena loca y cizaña,593
llenan la tierra maldita,594
tenaz a pico y a escarda.595Del corvo arado de roble596
la hundida reja trabaja597
con vano esfuerzo; parece,598
que al par que hiende la entraña599
del campo y hace camino600
se cierra otra vez la zanja.601«Cuando el asesino labre602
será su labor pesada;603
antes que un surco en la tierra,604
tendrá una arruga en su cara».6053Martín, que estaba en la huerta606
cavando, sobre su azada607
quedó apoyado un momento;608
frío sudor le bañaba609
el rostro.610Por el Oriente,611
la luna llena, manchada612
de un arrebol purpurino,613
lucía tras de la tapia614
del huerto.615Martín tenía616
la sangre de horror helada.617
La azada que hundió en la tierra618
teñida de sangre estaba.6194En la tierra en que ha nacido620
supo afincar el indiano;621
por mujer a una doncella622
rica y hermosa ha tomado.623La hacienda de Alvargonzález624
ya es suya, que sus hermanos625
todo le vendieron: casa,626
huerto, colmenar y campo.627Los asesinos1Juan y Martín, los mayores628
de Alvargonzález, un día629
pesada marcha emprendieron630
con el alba, Duero arriba.631La estrella de la mañana632
en el alto azul ardía.633
Se iba tiñendo de rosa634
la espesa y blanca neblina635
de los valles y barrancos,636
y algunas nubes plomizas637
a Urbión, donde el Duero nace,638
como un turbante ponían.639Se acercaban a la fuente.640
El agua clara corría,641
sonando cual si contara642
una vieja historia, dicha643
mil veces y que tuviera644
mil veces que repetirla.645Agua que corre en el campo646
dice en su monotonía:647
Yo sé el crimen, ¿no es un crimen,648
cerca del agua, la vida?649Al pasar los dos hermanos650
relataba el agua limpia:651«A la vera de la fuente652
Alvargonzález dormía».6532—Anoche, cuando volvía654
a casa—Juan a su hermano655
dijo—, a la luz de la luna656
era la huerta un milagro.657Lejos, entre los rosales,658
divisé un hombre inclinado659
hacia la tierra; brillaba660
una hoz de plata en su mano661Después irguióse y, volviendo662
el rostro, dio algunos pasos663
por el huerto, sin mirarme,664
y a poco lo vi encorvado665
otra vez sobre la tierra.666Tenía el cabello blanco.667
La luz llena brillaba,668
y era la huerta un milagro.6693Pasado habían el puerto670
de Santa Inés, ya mediada671
la tarde, una tarde triste672
de noviembre, fría y parda.673
Hacia la Laguna Negra674
silenciosos caminaban.6754Cuando la tarde caía,676
entre las vetustas hayas,677
y los pinos centenarios,678
un rojo sol se filtraba.679Era un paraje de bosque680
y peñas aborrascadas;681
aquí bocas que bostezan682
o monstruos de tierras garras;683
allí una informe joroba,684
allá una grotesca panza,685
torvos hocicos de fieras686
y dentaduras melladas,687
rocas y rocas, y troncos688
y troncos, ramas y ramas.689
En el hondón del barranco690
la noche, el miedo y el agua.6915Un lobo surgió, sus ojos692
lucían como dos ascuas.693
Era la noche, una noche694
húmeda, oscura y cerrada.695Los dos hermanos quisieron696
volver. La selva ululaba.697
Cien ojos fieros ardían698
en la selva, a sus espaldas.6996Llegaron los asesinos700
hasta la Laguna Negra,701
agua transparente y muda702
que enorme muro de piedra,703
donde los buitres anidan704
y el eco duerme, rodea;705
agua clara donde beben706
las águilas de la sierra,707
donde el jabalí del monte708
y el ciervo y el corzo abrevan;709
agua pura y silenciosa710
que copia cosas eternas;711
agua impasible que guarda712
en su seno las estrellas.713¡Padre!, gritaron; al fondo714
718
de la laguna serena715
cayeron, y el eco ¡padre!716
repitió de peña en peña.717
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