En el cielo eterno brilla el astro rey,1
testigo dorado de noches y de días,2
su luz generosa al mundo se entrega,3
tejiendo en su manto la danza de la vida.4

Calienta la tierra, despierta los campos,5
abraza los mares, fecunda los cielos,6
es padre del verde, del azul profundo,7
esculpe los días con su calor eterno.8

En su abrazo cálido, el grano germina,9
la flor se abre al alba, humilde y radiante,10
los ríos susurran canciones de vida,11
y la fauna despierta en su luz vibrante.12

Culturas ancestrales lo alzaron al trono,13
lo adoraron dioses, mitos y creencias,14
el Sol, venerado por mayas y incas,15
símbolo de fuerza, de unión, de esencia.16

En el Egipto dorado lo llamaron Ra,17
guía de barcas celestes y noches inciertas,18
en el Japón, Amaterasu resplandece,19
diosa solar que la vida interpreta.20

Su energía vital es fuego y sustento,21
alimento eterno de tierras y seres,22
sin él no habría raíces ni alas,23
ni canciones al viento, ni versos que lleves.24

Pintores y poetas se inspiran en su llama,25
en su ocaso ardiente, en su alba serena,26
es arte y cultura, historia y futuro,27
la musa brillante de toda condena.28

El tiempo lo mide, lo dibuja el Sol,29
reloj del cosmos, maestro de eras,30
sus ciclos eternos gobiernan la vida,31
marcando en los cielos su danza sincera.32

Pero su poder también es advertencia,33
su furia ardiente no perdona a nadie,34
cuidemos su don, protejamos la tierra,35
para que su luz no se torne en desaire.36

Oh Sol, fulgor que da sentido a todo,37
guía ancestral de caminos y sueños,38
en tu regazo somos eternos viajeros,39
siguiendo tu estela, bajo tu empeño.40

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